ABUSO SEXUAL - Niña de 13 años denunció a su tio y su familia no le creyó

Hace dos años la niña denunció abusos de su tío sin apoyo familiar. Hoy es una adolescente de 15 años que sufre graves trastornos y padeció hasta anorexia.


Una menor víctima de abusos reiterados por parte de su tío denunció los hechos por su propia voluntad, sin ningún acompañamiento de su familia en un primer momento. Luego sus padres apoyaron la denuncia. No obstante, ahora la menor sufre graves trastornos.
"Sueño que viene a agarrarme y yo corro y corro y no llegaba a ningún lado" Contó la joven a su psicologa.

En un primer momento sufrió los reiterados abusos en la ciudad de Belén, donde vivía su tío, y que culminaron con el acceso carnal. Allí, la entonces adolescente de 13 años no soportó más esa situación y se escapó de la casa donde vive con sus padres en Buenos Aires, ayudada por su novio, para denunciar el grave hecho.
La adolescente, que hoy tiene 15 años, sufrió anorexia según le confesó a los investigadores, lo cual quedó acreditado en el expediente de la Justicia, que la semana pasada dispuso la prisión preventiva del sujeto. Éste se encuentra hoy en el Penal de Miraflores, imputado del delito de abuso sexual con acceso carnal y simple agravados por haber provocado un grave daño en la salud física o mental de la víctima.
"Después de esa vez que me violó, no sé por qué pero no tenía más ganas de comer, estaba muy flaca. Yo no quería que se enteren (sus familiares) porque pensé que se iban a enojar conmigo y así fue. Se enojó toda la familia conmigo, mi papá no me hablaba, mis tías igual", dijo la víctima.
La menor, que sufrió los abusos desde que tenía 5 años hasta enero del año pasado, le contó en ese momento los ultrajes sufridos a su madre y a su padre.
Sin embargo, éstos no le creyeron y se desató en su contra una censura y reproche familiar sobre su decisión de denunciar, lo que se llevó a cabo en enero pasado en la Comisaría Novena de la Policía Federal, en Buenos Aires, donde la menor vive.
En la dependencia porteña, la menor se presentó diciendo que quería denunciar a su tío, oriundo de Belén, quien la abusaba en Buenos Aires cuando viajaba, y hacía lo mismo cuando ella viajaba a Catamarca de vacaciones de verano y de invierno.
En ese momento, comenzó el descrédito de sus padres y especialmente de sus tías, hermanas del acusado, quienes culparon a la adolescente de desintegrar la familia, algo que se profundizó cuando los padres de la menor apoyaron la denuncia.
En ese tiempo, según los psicólogos, la menor manifestó la necesidad de desdibujar y ocultar las formas femeninas de su cuerpo. "Aunque hiciera frío a calor usaba siempre buzos largos que me tapaban la cola", le comentó la menor a los investigadores haciendo alusión a cómo repercutieron los ultrajes al momento de relacionarse con los demás.
La víctima, en la seña más presente, hasta el día de la fecha por el estrés postraumático sufre trastornos del sueño bajo la forma de pesadillas recurrentes.
"Sueño que viene a agarrarme y yo corro y corro y no llegaba a ningún lado", contaba la menor a los psicólogos, que calificaron esto como síntomas característicos tras la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático.