“Hay que estar atentos a los indicadores para detectar la violencia en la pareja”

Una especialista habló de los tipos de violencia que se ejercen dentro de la pareja, los mitos y cómo afecta a los hijos. 

Desde hace varias semanas, se viene abordando la problemática de la violencia de género, que toca de cerca a un gran número de mujeres catamarqueñas.
A lo largo de varias entrevistas, dimos a conocer las historias de distintas personas que sufrieron este infierno doméstico y que hoy siguen tratando de sobrevivir, a pesar de las graves secuelas que marcan sus vidas.
En esta ocasión, y luego de dar a conocer ayer el trabajo que la Asociación de Mujeres en Ayuda Mutua (AMAM) lleva adelante para brindar asistencia a mujeres que padecen de este flagelo, entrevistamos hoy a Julieta Monasterio, licenciada en Psicología y especialista en esta temática.

En un principio, la especialista indicó que “no se puede abordar este problema sin tener en cuenta que la violencia de género no es algo que sucede tan solo en el seno de una pareja, sino que se da en un contexto social”, que está atravesado por ideas referidas a la superioridad del hombre y las diferencias existentes entre los roles determinados para los varones y las mujeres.
La licenciada explicó, en este sentido, que “más allá de la escena de violencia física, hay que considerar que ésta se lleva a cabo en un ámbito en el que este tipo de actitudes están siendo legitimadas permanentemente, es decir que son tomadas como algo natural y socialmente aceptado”.
Sobre ello, Monasterio aseguró que en muchas parejas se da la violencia en la forma del “ejercicio del poder”.
El hombre, en estos casos, más allá de que ejerza violencia física o no sobre su víctima, la “controla, no le permite salir, trabajar, tener amigas o desarrollarse en otro ámbito que no sea el doméstico. Estas manifestaciones son muy frecuentes y no sólo se dan en ámbitos socioambientales de pobreza”, aseguró.

Mitos

Sobre este punto, la psicóloga detalló que se trata de un mito que la violencia de género se registre solamente en sectores sociales carenciados, sino que es muy frecuente que se dé en las clases medias y altas, pero “incluso la mujer en esos casos puede estar más cohibida para hacer la denuncia por temor de que la sociedad conozca sobre su problema”.
“A veces él es conocido o ella es conocida y éstos son factores que hacen que la mujer soporte la situación sin hacer la denuncia. Hasta puede estar muy aislada y sola, sin poder contarle a nadie su problema”, añadió.
Monasterio afirmó que los medios de comunicación a veces difunden una visión sesgada de la realidad, por lo que en los casos que se dan en círculos sociales que gozan de gran poder adquisitivo, parece impensable que puertas adentro puedan darse situaciones de maltrato y violencia.

Ley actual

A su vez, Monasterio habló sobre la Ley de Violencia Familiar, que actualmente sigue vigente en la provincia y que no especifica género a la hora de hacer una denuncia en contra de un agresor.
De todas formas, la especialista indicó que se considera violencia de género a cualquier acto de violencia ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género, por lo que no solamente es la que se da en una relación de pareja, sino que también se registra de padre a hija, de hijo a su propia madre, entre adolescentes o entre un exnovio y su antigua pareja.

Indicadores

Asimismo, la especialista expresó que es importante en los inicios de la relación tener en cuenta algunos factores que pueden llegar a ser indicadores de violencia.
Es así que se debe prestar principal atención a mecanismos de control que el hombre intenta imponer a la voluntad de su pareja, lo que hace a través de cuestionamientos a su forma de vestir, a las personas con las que se relaciona, celos excesivos en los que invade el espacio del otro, etc. Si bien estas manifestaciones pueden no traducirse en violencia física propiamente dicha, la violencia de género también incluye la violencia psicológica, emocional y económica, por lo que hay que estar atentos y en el caso de ser necesario, pedir ayuda.

Víctimas: los hijos

Monasterio explicó que los niños que han sido testigos de violencia de género en sus hogares, tienen posibilidad de resultar tan afectados psicológicamente por esto como si hubiesen sido ellos mismos las víctimas directas, lo que se puede traducir en problemas emocionales y de conducta y trastornos en el estados de ánimo y en la adaptación. De igual manera, esto no significa que los niños vayan a reproducir en el futuro necesariamente estos patrones, porque, por el contrario, pueden erradicar este tipo de comportamientos de sus vidas una vez que los han padecido tan de cerca.